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26 de julio de 2013

Miher o una noche que no fue tan mala

Meche me dijo que fuéramos al Observatorio. A pegar hueco, como siempre. No sé por qué pero le hice caso. Iniciamos la noche en Las Condes, haciendo bromas sobre el remake del video de "La incondicional" pero con las personas de nuestro querido bar con whisky barato, incluida una escena bien emotiva protagonizada por su cajero.

Subimos al Observatorio y pues nada, nos aburrimos y decidimos irnos y llegar temprano a nuestras casas; ella posiblemente a ver Sabrina o Twin Peaks y yo a nadar en la internets. Bajamos a tomar nuestros buses y me di cuenta de que a pesar de que Meche me había dado un rojo en calidad de préstamo, aún me faltaba dinero para llegar por la vía segura a mi casa. Tuve que ir a topar a mi hermana para pedirle dinero pero ella me rogó quedarme y eso hice.

Después de bailar un buen rato con Luci, Gabi y Dani me fui a refrescar, viendo billetes antiguos de Costa Rica. Un ingeniero se me acercó a hacerme conversación y aproveché para decirle que me leyera el nombre de un personaje en un billete que por mi estatura no alcanzaba a ver, pero no pudo descifrar que decía allí. Dijo que era "un mae todo equis" igual que el de arriba, al que le dije que era Vásquez de Coronado, y que no era tan "equis". Mi hermana llegó con su séquito para rescatarme y nos dirigimos a La Cali.

Desentonamos en muchos lugares, y mi hermana y yo engañamos a un amigo de Fabio diciéndole que éramos siamesas separadas al nacer y luego que éramos gemelas con un año y nueve meses de diferencia.
Fue hasta las 2 de la mañana cuando nos hallamos, bailando como desquiciadas un poco de B-52's, David Bowie y Blondie(sobra decir el nombre del lugar). Cuando ya el DJ arruinó la pista de baile y nos hicieron echadas, mi hermana y yo nos fuimos a la búsqueda de un taxi que aceptara tarjeta, sin saber que lo mejor de nuestra noche (madrugada) estaba por llegar.

Paramos cuatro taxis, todos odiándonos cuando preguntábamos por la posibilidad de pagar con tarjeta, cuando a lo lejos se escuchaba ...ith The Force Don't Stop, Don't Stop 'Til You Get Enough, Keep On With The Force Don't Stop, Don't Stop 'Til You Get Enough... era un taxi grande, de esos aptos para discapacitados, lo paramos y preguntamos si aceptaba tarjeta. "Claro, chiquillas" dijo el taxista cincuentón. Listo. "¡Wooo, aparte de que trae buena música, acepta tarjeta!" dije yo súper feliz de escuchar a Michael Jackson, justamente la canción que había querido bailar toda la noche.

Nos fuimos a Coronado a puro Mickey. Cuando sonó Man in the Mirror solté un gritito de emoción y el taxista le subió el volumen; íbamos los tres cantando a todo pulmón. Terminó, y comienza Remember the Time, lo único que pude decir fue "Es vara", porque esa era precisamente la canción que mi hermana quería escuchar.

A 800 metros, antes de llegar a la casa, cuando iba con la cabeza afuera de la ventana, mi cabello ondeando y el viento llevándose mi voz cantando do you remembeeer the timee when we fell in loveeee... el carro dio un frenazo horrible, ondeó en la carretera y ¡PAAA!

Algo se había atavesado en las llantas. Era un perro pequeño y café, que se había incorporado inmediatamente de ser embestido por el taxi, y dio vueltas como loco por la calle hasta tranquilizarse. "¡Vaya" pensé, "nunca antes había estado en el atropello de un perro". Los tres nos asustamos, pero Michael Jackson seguía sonando y The Way You Make Me Feel no se iba a cantar sola, así que reanudé mi canto de taxi, le dije que doblara en la curva a la izquierda, que pasáramos el puente, y que nos dejara en la casa que está a mano izquierda.

"Apúntesen mi número, chiquillas". Mi hermana firmaba el voucher, y yo me apuntaba en el brazo su número.
 -Listo. ¿Cuál es su nombre, caballero?
-Miher, de "mi hermano".




12 de julio de 2013

Ay chicas, hay muchos lugares donde celebrar la salida a vacaciones

En PyP después de pedirse una ensaladita baja en carbs todas discuten a dónde va a comenzar la fiesta. La más fea de todas dice "¡Vamos a la Calle, chicas!", nadie le hace caso y siguen absortas en sus iPhones. Desde la otra mesa llega un mae que alegremente les dice "Bueno, las esperamos en Xcape" y se va, y la feíta se emociona toda. Cuando la rubiecita más guapa pone gesto de abatimiento y dice "Yo no puedo ir a la Calle, no me dejan.", todas, sobresaltadas le dicen "¡Queee!" "¿Pero a qué hora te recogen, amiga?" "Ay, vos siempre tenés que ir donde tus hermanas van" "Si no hay fotos, no hay evidencia", etc.
"Me recogen a las doce... pero no chiquillas, en serio no me dejan ir."
Era trama, la rubis solamente no quería ensuciar su cabello en los bares bajos de Montes de Oca. Su tristeza profunda se debía a que cerraron Club Oh!, su lugar preferido.

Yo solo espero que mi mamá me recoja a mí y a mi hermana hoy en el lugar donde estemos celebrando que el semestre aún no ha terminado (mi mamá en su vida haría eso).


Yo le rezo a la virgencita para pegarme buenas fiestas en estas vacaciones.


3 de junio de 2013

No es tan vergonzoso estar en un escenario musical



—Pero si vos sos capaz y muy inteligente… y ya estás metida en el asunto.— dijo mi madre mientras desayunábamos un emparedado en la soda Bedu del Mercado Central, parada que hicimos antes de ir a los estudios de Canal 13.


Yo tenía algunos años pensando que lo peor que podía ocurrirme era pasar a tocar saxofón a un escenario. Me daba pavor lo vacío que estaba el escenario y lo lleno que estaba el público, quienes casi siempre eran padres y hermanos ansiosos por que terminara todo e irse a Burger King. Veinte minutos antes de salir sentía un vacío horrible en el estómago, y cuando ya estaba caminando hacia el atril tenía las manos sudadas y los ojos perdidos –a veces buscando los lentes de mi abuelo en la primera fila–. Pero no. Hay otra cosa peor que esto, y es la vergonzosa historia de cuando tenía 13 o 14 años:


Mi madre decidió inscribirme en un programa de preguntas a lo Quien quiere ser millonario –también he tenido que ver con QQSM "gracias" a mi madre, pero eso es otra historia–, versión Sinart. De esta experiencia he sacada muchas conclusiones, pero la que importa acá es que ese día di con que lo peor que podía pasarme en la vida no era el escenario musical, sino las cámaras y los presentadores tontos en un set descuidado. Hasta la fecha de hoy no he podido recordar mucho de lo sucedido al comenzar la grabación, posiblemente porque en esos momentos me imaginaba a mi hermana tirada en el piso de tanto reír, viéndome nerviosa metida en un camisón amarillo de Perimercados. Juro que tengo una vorágine en mi impecable memoria sobre esos momentos. Solo recuerdo el final del terrible concurso que me patrocinó un viaje aburrido a Limoncito lluvioso, de donde solo extraje fotos saltando en la playa para mi Hi5. 


Por eso cada vez que voy a tocar seriamente en un escenario o en un examen con profes al frente, respiro y agradezco el no estar en ese sillón ochentero del Sinart respondiendo preguntas al presentadorcito ese que se trababa lo más seguro por ojear a la asistente del programa, quien era su reciente esposa trofeo.

—Bueno ya, ni que te hubiera llevado a Sábado Feliz.— posiblemente dijo mi mamá cuando salí bufando por el acto vergonzoso que acaba de hacerme cometer.
  




La verdad hubiera preferido salir en el segmento del Palí, haciendo gala de mis dotes para comprar y correr.

15 de mayo de 2013

Allanamiento

Me gustan las casas que huelen a siglo XX,
que huelen a familia católica,
donde haya un tocadiscos en buen estado que no funcione
y que las hormigas tengan un reinado dentro de las paredes.
Que tenga muchas fotos 
de gente que nunca voy a conocer,
que huela a soledad y a obsesiva limpieza.
Con puertas secretas
para que yo pueda salir a escondidas en las mañanas.

24 de abril de 2013

Borrador de una posible carta para Autobuses Unidos de Coronado

Miércoles 24 de abril, 2013
Estimadísimos señores(as)
Autobuses Unidos de Coronado S.A.


    Creo que son tres años los que llevo deseando enviarles una carta, y la verdad no sé por dónde comenzar. Ummm sí, ya sé: Desde que entré a la UCR no he dejado de sentirme feliz por el servicio que ustedes otorgan. Sí, los buses con asientitos Blue Bird que, aunque sean súper ochenteros y escolares -los espacios para las piernas son para morirse de la risa, o llorar del dolor de rodillas-, no son los modelos que utilizaría Transportes Marvi en su flotilla, pero es que esos choferes! 
    Samu es súper pura vida, siempre con su sonrisita bonachona y sus playlists encabezados por Tina Turner y Duran Duran -un día puso uno de baladas en español de los setentas y me hizo la mañana, no, el mes-. Está otro que un día me recogió el celular que dejé botado en la noche y me esperó un par de minutos al día siguiente para dármelo; también Johnny que es todo ameno, así como el carisma coronadeño, que siempre está pendiente de llegar a tiempo a la iglesia para que podamos agarrar los buses de las "y media". En fin, siempre me ha complacido el servicio.
     Ahora mi alegría es mayor al darme cuenta que van a poner dos carreras más a San Francisco. Es que esto quiere decir que ya no tengo que agarrar bus de 7 cuando estoy limpia... Es una hora más, nada más... pero me alegra igual. Hoy sentí los vidrios de mi cuarto cimbrar a las 9:20 y era el último bus que están probando -¡uff! salí corriendo a la ventana a ver el espectáculo como si se tratara de una diana o un carnaval frente a mi casa-. Yo les deseo las mejores vibras y que ningún malhechor se les monte en uno de los buses, porque eso podría causar que quiten las nuevas carreras, ¿verdad?
    Mejor lo dejo hastá acá, no quiero extenderme con mis sentimentalismos del transporte, solo era para agradecerles y así.

Se despide,

Fernanda
Imagencita pola que serviría como el sello de esta ridícula carta.





P.D.: ¡Pensionen a Don Luis ya, por favor! Que el pobre se molesta por todo -si le doy un billete de 2000 o si le doy moneditas de 10 y 25-.




 

22 de abril de 2013

Conversación en el parque



Mi prima y yo -ambas de diez años- observábamos un día, desde el parque, la punta de la iglesia de Coronado. Recordé que la tía del esposo de mi madre tenía acceso a la torre de la iglesia y le dije a mi prima:
-La tía de Mario es la señora que toca las campanas y ella puede subir hasta la punta. Le voy a decir que me lleve un día... y a usted no.

-A mí que me importa. El día que logre subir va a ser para suicidarme.

Desde ese día dejé de ver la iglesia como el lugar con piso lindo y candelabros elegantes donde mi abuela me llevaba los domingos. Aprovechaba cada oportunidad para entrar sola a la iglesia, cuando estaba vacía y me iba morbosamente a mirar al Nazareno, quería asustarme y me retaba por cuánto tiempo podía quedarme frente a él. Lo mejor de todo esto es que las señoras que me veían mirar fijamente las imágenes pensaban que yo era una dulce niña muy creyente y me lanzaban miradas de ternura, que siempre me hacían sentir culpable de profanarles su lugarcito.

Miraba las puertas de la torre, imaginando cómo mi prima se las ingeniaría para subir y cometer su acto suicida. Cómo la admiré en ese tiempo.
 Ahora yo subo a la torre de la iglesia en mayo, cuando la abren a todo el público, y me emociono con la historia del obrero que heroicamente dio su vida a cambio de poner unas vigas que hoy no tienen uso alguno.

13 de abril de 2013

Sony FM/AM ICF-S10MK2

Hoy encontré el radio Sony de mi abuelo.
Es un radiecillo pequeño, de vieja tecnología con una larga antena.
Lo llevaba a la sala mientras veía partidos con el televisor en mute. Vi la marquita anaranjada que le había pegado, en el confuso camino de las estaciones, a Radio Universidad.
Ese día lo usamos, exactamente al mediodía cuando me quedé a solas con él.
Sonaban los violines, que le tranquilizaban la respiración.