Hoy encontré el radio Sony de mi abuelo.
Es un radiecillo pequeño, de vieja tecnología con una larga antena.
Lo llevaba a la sala mientras veía partidos con el televisor en mute. Vi la marquita anaranjada que le había pegado, en el confuso camino de las estaciones, a Radio Universidad.
Ese día lo usamos, exactamente al mediodía cuando me quedé a solas con él.
Sonaban los violines, que le tranquilizaban la respiración.
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