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17 de enero de 2011

Yonofuí. Recuerdos de mi infancia.


Uno de los recuerdos más preciados que tengo de mis primeros días en el Conservatorio de Castella, es el de la primera poesía coral que me aprendí. Mastiqué cada línea y la disfruté, gastaba mi poca voz dos veces a la semana en las clases de Teatro, y gritaba a todo pulmón: ¡YO NO FUI!
Puedo recordar el momento en el que lo leía de la pizarra, puedo sentirme devolviendome en el tiempo, sencilla, frágil y con voz ronca, allí parada, con mi leotardo negro, puedo meterme en la niña que soñaba con ser mayor para comprar todos los dulces del mundo, cerrar los ojos y sentir la tarde fresca, donde a las 2:20 me esperaba un pedazo de pan con jalea y un aguadulce o un fresco de cas.
Me veo y parece mentira que hayan pasado casi 11 años desde el día en que, a todo pulmón, grité esta belleza de poesía de Elsa Bornemann en el Teatro Arnoldo Herrera.

Yonofuí
¿Quién sacó el dragón
de mi galera?
- Yonofuí.
¿Quién desenredó
la enredadera?
¿Quién sirvió mi té
en la regadera?
-Yonofuí.
Mano invisible
toca por mí…
Pícaro duende
que nunca vi…
Sólo su apodo
pronto aprendí.
De cualquier modo,
se esconde aquí…
¡Tiene la culpa de todo
el famoso Yonofuí!


Y allí sigue inerte el pasillo de mis primeros días "castellanos", con las alegrías como las que yo tuve y con el fantasma de esta niña que tanto ama su infancia.

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