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15 de diciembre de 2011

Conspiraciones bibliotecarias

Entrar a la biblioteca, habiendo pensado todo lo que esto implica (que a la salida le requisen ese tonto bulto conseguido en una americana que tiene como seguridad dos obstaculizantes mecates, y no el zipper al que el mundo está acostumbrado; esto quiere decir que la señora de la puerta se enoja porque le hago perder su preciado tiempo, mientras desato con mis torpes dedos los mecates para poder abrir el bulto, el cual tiene tres libros de la biblioteca que tiene que pasar la vista encima de su boleta de préstamo, después debo sacar los tarros de comida que estorban para que vea que en serio no me he robado nada. Y si ando el sax, me pide que le "abra la maletita", como si fuese a contrabandear libros en el estuche de un saxofón, aunque es una buena y creativa idea. Y finalmente meter los libros torpemente, evitando la mirada de la mujer que me aprisa, y después ato el bulto para cerrarlo. Ella me odia.). Bien, una vez pensado todo esto y decidida a aguantar todo eso, entro, porque pienso que valdrá la pena sacar el libro que me sacará del aburrimiento y la latente ignorancia que me acecha.
Doy mi primer paso en falso: consultar el sistema. Me quedo en blanco, por supuesto. No recuerdo los libros que me recomendaron ni libros que destinosamente escuché lo increíble que era... bah, en fin... después de minutos de pensar y pensar llega a mi mente el nombre de los libros que están en la lista mundial de los libros que uno debe leer antes de morir... cosas como UlisesThe Great Gatsby, cosas de Saramago y así. Curiosamente, todos estos aparecen "en empaste", en préstamo, en otro recinto, etc. menos a disponibilidad inmediata. Great. ¿Y ahora? Igual decido buscar alguno de estos, y veo que sí está Ulises, pero lo que veo son tres ejemplares de la segunda parte en que fue dividido el libro por la editorial blablablá y cero ejemplares de la primera parte. Bien (de hecho no está "bien").



De pronto recuerdo buscar a Terry Pratchett... ¿para qué lo pensé?... no hay ni un solo rastro de él en la biblioteca. De acuerdo, lo intentaré con Hull y su Árabe. Tampoco... bueno sí, pero se encuentra en otra biblioteca. Lord of the rings, todos menos La comunidad del anillo ni el Hobbit. Fuckfuckfuck. 



La conspiración mundial me guía a no tomar ningún libro (¿Cuál?, si no hay. ¿Que quiere que lea, El monje que vendió su ferrari, o a Paulo Cohelo?) y llegar a mi casa a buscar la TV o la computadora. 
No es mi culpa nada de esto.
Me voy de la biblioteca con un libro de Isaac Asimov que me hace pensar sobre la vida cotidiana en la Tierra y lo sobrepoblado que el planeta está. Ya que no puedo escoger un libro grande como Foundation, porque sino descuido mis deberes académicos.
Y la mujer de la entrada/salida me odiará cuando me vea.

2 comentarios:

  1. a mí me revisan el cello, y cuando lo abro pone cara de: qué carajos es esta vara!... mejor le digo que está bien, porque a pesar de que lo puse a abrir el estuche pa´chepiarsh qué carajo lleva ahí, se va a tardar como 30 años luz para cerrarlo... y despues de todo, nunca revisan la bolsa del estuche donde se meten los libros...

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  2. chiva
    Asimov también
    la próxima vez que te vea te presto "Winterness"
    recordamelo

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